Sur Debret

¿Dónde se ancla un recuerdo? ¿Cómo se fija una experiencia? ¿Se puede elegir qué rememorar y cómo, o es algo que sucede por sí mismo más allá de la voluntad o el deseo personales? ¿Qué queda de lo vivido? ¿Dónde, bajo cuál forma? ¿Qué lenguaje es el más adecuado para traer al momento presente el tiempo pasado? ¿Evocar es reconstruir, o es inventar? ¿Permanece, en uno, algo que no sea una versión de uno mismo?

Como un viajante de comercio ofreciendo su mercancía en una discoteca clandestina a las tres y cuarto de la mañana. En un aspirante a artista que pinta paisajes bucólicos todos los domingos de tres a cinco de la tarde encerrado en su casa. Siendo un extranjero enfrentado a las veleidades de una tierra desconocida y con una lógica ajena, munido de cierta destreza manual como única herramienta con la que cumplir la encomienda de lograr un retrato claro, preciso, ameno y adecuadamente foráneo para el viril regocijo de las almas recias y la calma alarma de los espíritus frágiles.

Entre esas preguntas y respuestas le ofrezco a usted, visitante, un diario de sesenta páginas y un políptico de dieciséis postales que fungen de traza inicial para un camino abierto en esta tierra encontrada. Si gusta, échese a andar. 

Nos vemos por ahí. 

Quizás.





Imágenes del montaje en sala.



(hasta que no quede nada que sacar)


Fig. 4. “La galleta”


Y debería repetirlo diez, cien, mil veces, como una lección no aprendida.


16 17-VIII-20



Con una corrección más que evidente, un retrato para salvar la jornada y también insistir con el asunto del trazo manuscrito, de la palabra escrita como dibujo o al revés, tanto da.


 Fig. 5. “En estos inmensos despoblados, viviendo a lo apóstol entre bandidos, facinerosas fieras e indios bravos”


 Finalmente, al menos la tropilla


Elijo leer espanto cuando quizás haya una mera impericia, la desidia de quien tiene que terminar la tarea y sólo piensa en eso.



De lo que elija representar dentro de las carencias del recuerdo, va a quedar apenas lo que resista el paso del tiempo y las acciones caprichosas de los otros
SUR DEBRET
RESTOS DE OTRA DERROTA CONTRA EL TIEMPO

 

Al final quedarás solo, capaz un perro te siga, cargando la inútil lanza, el gorrito ridículo ya sin gloria, sin tierra, sin un techo.


Julio 29, 2020
¿Qué forma toma entonces la memoria, o mejor, qué forma toman entonces las imágenes dos, tres, cinco semanas después de vistas y estudiadas, de ser pretendidamente fijadas, intentadas de ser documentadas y guardadas para una posterior representación y publicación?
¿Qué queda de uno luego del tiempo y esas otras muchas imágenes vistas soñadas buscadas cruzadas hechas, las urgencias y los [ilegible], las casualidades y las necesidades?
adelante vuelve a clamar la zarigüeya que no es tal


¿RECORDAR ES NECESARIO?
a: Sebastián Santana
de: sí mismo, con motivo de la recuperación de la tarea asignada y postergada

 

Fig. 6 “Mejor nos vamos…”


Aunque debiera ser alguien más que racionalice este asunto, queda evidente, al menos para quien escribe, que esta última aparición, tardía, es el importado, el ajeno, el traído a esta tierra como punta de negocios, como otro explotado, como sí, quizás, primer explotado.



Un souvenir
SUR DEBRET
dit aussi,
Un souvenir,
peut être
(memoire intérieur)
mais, finalement
a essayé.


Es la otra figura lo que le da indentidad (o arruina) la posibilidad de la primera, sobre la que se construye entonces la lógica y por tanto se anula lo indescifrable (¿?)


En el reverso, como un fantasma de todo el asunto, el último, el del final de la fila, el que ya sabe no le va a tocar torta del reparto, arriando el perro, cargando la lanza por vicio, por olvido, de sombrero por lo mismo, ya sin tono de gloria ni voluntad de obediencia, siguiendo, fuera de cuadro casi, a pie, que siempre es a pie.


Fig. 3 “El viajante”


Como con una respuesta ahí, a punto de ser dicha.



A la mierda el caballo, y la india, y las vacas esquivas del fondo, y las estampas francesas y la litografía y la cartografía pintoresquista del nuevo mundo entregado en estampas coleccionables, en formato de lujo o popular. Al carajo con todo eso. Un alguien dudando de qué es, si existe, cómo sigue, eso será mejor, y habría que mandar esto a algún lado. 


La intención inicial, arruinada por la impericia, la ansiedad, la falta de tiempo (o mejor, el no uso adecuado de esa dimensión) hacen que lo mejor de este intento sea esta suerte de confesión /mejor/ cambio de registro. El asunto sigue siendo el inicial, así que, visto amablemente, esto no está tan mal. O sí, pero se puede disimular. 



Fig. 2 “Retratando la realidad”


Esquivo bovino.


Fig. 1 “Ambiente desafortunado”


Siendo probable, finalmente, lo más cercano a lo que soy actualmente, a mis intentos presentes.

 

NOTA A LAS IMÁGENES PRECEDENTES (21/3/20201): Lo que acaba de ver es el frente y dorso de cada una de dieciséis postales que son parte de este trabajo. Las imágenes de los frentes están digitalizados pobremente, asunto que se resolverá cuando pueda hacerme de los originales.



+-24/9/2020
Una nota innecesaria, solo valida lo hecho anteriormente (¿?)

SUR DEBRET
Apuntes en forma de pequeña obra gráfica de Sebastián Santana sobre algunos trabajos de Jean- Baptiste Debret, para exhibirse en el Museo y Archivo Histórico Cabildo de Montevideo, en el año 2020, si los vientos amainan


22/4
Pero resulta que no, que no era un bicho señalando el camino hacia adelante como un guía certero, un capitán de expedición o alguna otra forma de conductor de la partida, sino un bicho con cabeza larga, mirando hacia adelante


De todas maneras, o mejor, a los efectos de este trabajo, no importa, o importa definitivamente, este error de percepción, quizás basado en un deseo de hallazgo, descubrimiento de una particularidad humorística, caprichosa, fantasiosa

Es ésta una razón para entender por qué los artistas nunca son gentes muy de fiar.


¿Dónde queda, o adónde apunta, en todo esto, el ojo del caballo como espantado, como pasado de estupefacientes, como mirada de muerto en vida?


¿Cómo se construye, reconstruye o inventa la memoria de un lugar, de sus gentes, de episodios particulares, únicos, que necesitan un contexto, marcas vitales que los expliquen o les den sentido, que los hagan verosímiles y densos, cómo se logra todo eso a través de un detalle ínfimo, menor, corrido del centro, como puede ser una comadreja sobre el cuello de un caballo?


Todo lo que pueda decir de cuanto vio y dibujó Debret en estas tierras está expresado, o puede ser dicho, a partir de la observación de ese bicho sobre el cuello del caballo. No hace falta más.


¿Qué perfume, cuál rincón de la cocina, qué mancha puede traer, de golpe, como un caño que se rompe, toda la memoria, toda la historia y las formas de una vida pasada?


Déjese constancia en este párrafo que la presente elaboración se está haciendo, y se hará mientras la tinta y el grafo persistan, así como el papel ofrezca superficie suficiente, en materiales franceses, traídos de aquél país o relacionados con el viaje que tuve la fortuna de realizar en enero de 2019, hasta principios de abril del mismo año.
A saber:
- la presente libreta Hahnemühle  
- la presente lapicera fuente (o algo así, émulo de plumín) marca Waterman (París), obsequiada por mi profesora de francés, a quien aprovecho a agradecer nuevamente (merci, Martha!) y finalmente por ahora, el lápiz mecánico marca Bic encontrado en la calle Rouy, en París, probablemente extraviado por algún estudiante
Lo que no se fija se lo come el tiempo, el olvido, las máquinas, es pasto [ilegible], pasado, humo


Probablemente, en sucesivas entregas de estas memorias, el encuadre se abra e incluya la imagen, o un detalle, de la mujer amamantando que conduce al caballo.

29/4
Dicho esto pareciera, aunque a seguro nunca nada,
Seguramente Debret, como tantos otros colegas, sabían que una pluma siempre es un posible problema
Mientras que un lápiz es siempre un lápiz
Entonces ¿trabajar o dejarse afectar? ¿Eh?
Los probables problemas de los medios pretenciosos, por ejemplo
Corre, pero de todas formas
Que este asunto ha vuelto a funcionar de forma asaz defectuosa


Y se ha pasado el rato sin lograr nada que no fuera ver la complicada que la impresión litografía, leer algunos textos sobre los colegas de Debret y sus trabajos, buscar alguna cosa más aparentemente relacionada con este asunto e intentar, ahora, algunas notas como para seguir generando volumen de algo en esta libreta. Claro está que no todo volumen significa precisión, interés o profundidad, por mencionar dimensiones exigentes. El volumen a veces ni siquiera determina atencionalidad (debe existir, exijo, una palabra mejor para definir eso. Prefiero que la responsable sea mi ignorancia y no la lengua, asunto, por otra parte –la fundamental– esperable de ser el regidor del conflicto planteado). Seguir el hilo, como si algo se desenvolviera probablemente tiene la viertud de la exigencia al momento, de la tensión sostenida, en definitiva creo que es la segunda vez que uso esa palabra de la apariencia –de la apariencia de trabajar. Cómo hilvanar esto con el asunto que nos convoca, ah, he ahí un asunto tan esquivo como imperioso de atender. Dos páginas perdidas en notas al pie. Que esto sirva, al menos, de señalamiento hacia el futuro.


La comadreja como ancla de este asunto. Pero la comadreja en situación, en cómo aparece vinculada al caballo y a la mujer, e incluso a la presencia del niño que amamanta.

Era como un gato tomándome el pelo.

Finalmente (por hoy, desde luego) estas notas confluyen en la idea de ubicar, en cada imagen disponible de Debret, un detalle singular que pueda ser la última sección que alcanza para ser fijada en la memoria y desde la que se podría reconstruir toda la escena. La comadreja, el caballo caído, la pata trasera chorreando agua, el violín, los cardos, los de a pie con el perro.
Para lo poco que podíamos esperar de hoy, habrá sido más que suficiente…


Habrá que consultar éste y los demás detalles de las versiones monocromáticas en la máquina. Y pasar sobre esta esteticización de la página.

¿De dónde salen los detalles que están fuera del centro?
Algo así parece no tener mucho sentido


4-8
Con un lápiz mecánico como arma de combate (¿cuándo se inventó el lápiz mecánico? AVERIGUAR) vuelvo (qué difícil la primera persona ¿cuántas primeras personas hay en todo esto? LOS SUJETOS OBSERVADOS. LOS QUE COPIABAN LAS LÁMINAS EN FRANCIA. EL DUEÑO O LA DUEÑA EN PRIMERA INSTNACIA DE ESTE LÁPIZ) a dibujar (¿es el sentido final dibujar, es lo deseado, lo que mejor puedo hacer para retratar todo este asunto, no ya de DEBRET sino del [mejorar eso, por favor]?
Sea como fuere, hay que seguir.
Finalmente
NAVEGARE NECCESE EST
Otra vez
Muy erróneamente recordado ¿vale igual como intención?


Es copia fiel: una tarea para hacer será copiar, exactamente, la escena del caballo, la mujer y los bichos.

¿Qué provecho personal le puedo sacar al peso de esta herencia, la destreza del dibujo?
Unos tanto y otros tan poco. Tanta cosa de algo tan simple. La insatisfacción como residuo continuo. 

6-8-2020
¿Qué es lo que se elige recordar?

(Si se elige, si tal cosa puede pasar, claro)


Caprichos.
No hay obras, hay capichos.
Recortes de lo que rodea, asociaciones antojadizas, forzadas, a contrapelo, fortuitas además y dudosamente repetibles, meras uniones pasajeras y lecturas trasnochadas u osadamente tempraneras de lo que es dado y común, y con eso, elaboración de formas o dichos y luego, puesta en público. Caprichos.


12-8-2020
Intentar la postal. La copia, a partir de una foto hecha copia de offset, impresa con algún defecto o registrada quizás sin la mayor resolución posible, mañana sabré mejor, cuando vea el original. Intentar una copia desde una copia que es una copia de la primera imagen o, mejor dicho, de la imagen que tenemos por buena, por definitiva, o por más importante.
Qué desperdicio de papel…
Y suena el Para Elisa, en la versión del repartidor de gas, y tiene algo que ver con esto, con parte de esto, la copia de la copia de la copia. Sin poner en el mismo estante a Debret y a Beethoven, mal que le pese al pobre J. B.
Puede algo de esto del sentido, de la reproducción, etc…
Debería seguir ahora intentando recordar los colores.


- Diario de Darwin
- La expedición de los indios Ranqueles (Lucio Mansilla)
13-XVIII-20
17-XVII-2020
Hay que estar en una muy particular disposición de ánimo como para trabajar en esto estos días. Es demasiado frágil el espíritu que alienta el gesto vivo.
Falta la mugre, el polvo, la mierda del caballo, los pastos aplastados


Estas evocaciones poco se parecen a un deseo, más bien a una sutil búsqueda de efímera belleza, con las artes y las formas de antaño, empresa harto dificultosa de sostener cuando todo lo que rodea tiene forma de inmediato ahora, de urgente noticia, de ineludible actualidad.


¿Desde qué ínfimo rincón se puede construir una ficción, una memoria, un registro, sostener un recuerdo?
19 de agosto, 2020: mejor, prosigamos

516 EF.-
HEMISPHERICAL POINT
Esto es, antes que nada, un asunto de convencimiento propio, hacia los demás, la búsqueda de establecer una certeza y compartirla. Que sea errada es otro problema.


Sin llegar a extremos melodramáticos de considerar una profundidad desperidicada, es de recibo consignar que el poder hacer esto no implica necesariamente la [ilegible] un encuentro.

Hay, en el personaje anterior o más, en la imagen precedente, por fin algo parecido a un hallazgo personal en relación a la tarea encomendada: ¿Debret? ¿investigación histórica? ¿obra personal? ¿compromiso? ¿Qué sacar en limpio de todo eso que sea efectivamente propio, basado en el trabajo del francés, que honre la invitación, que se ubique en el camino de lo que estoy haciendo? ¿Esa imagen, el sujeto perdido, errado, expectante, que caprichosamente arma una línea entre Jean Baptiste Debret, sus trabajos y vueltas, y éste que escribe?


Toda esa destreza acumulada para descartar. O algo así, que deberá mejorarse en cuanto planteo.
(Por hoy es suficiente, o imposible más).

28 de agosto, 2020: Mantener un ritmo para este trabajo, un ritmo ágil, parece cosa imposible. Cierto desapego al tema, las ecuaciones de la economía, las circunstancias coyunturales, nada colabora para conseguir una cadencia que suene bien, con gracia y sostenida. La canción de esta obra son golpecitos a una copa de cristal durante un bombardeo, es el pregón del vendedor de mapas turísticos en el centro de una discoteca trash a las cuatro de la mañana.


Como una suerte de viajante de comercio, un pintor de domingos, un turista, así transcurre este tránsito al 16 de octubre.


Miércoles, 2 de setiembre de 2020:
Los acontecimientos se precipitan. He ahí una gastada aunque sonora frase para anticipar lo que se desea suene a imprevisto, circunstancia exigente, problema a resolver, lío. El trabajo interrumpido, la campaña, madre en casa, invierno que se aleja, exposición que viene, todo exige para una dirección distante, nada colabora con la concentración. 


Viernes, quizás 4 de setiembre, 202.
- Ubicar las piezas que arman esta lectura:
- la memoria se reconstruye desde un fragmento caprichoso, mínimo, que se fija en quien recordará por anclajes construidos previamente y de forma azarosa. Entonces, la memoria construye una red de sujeción para futuros recuerdos en base a experiencias presentes, donde el sujeto no puede hacer más que transitar. Uno no es dueño de sus recuerdos, es apenas soporte de una forma de evocar.
- El recuerdo toma la forma caprichosa en que el elemento que convocará se enreda en el sostén de evocaciones. Así, se arma entonces una galleta (al decir de los pescadores) entre el hilo que trae el recuerdo, el anzuelo esperando en la red, y lo que originalmente era, en sí mismo, el asunto, evento o cosa a recordar.
COSA A RECORDAR
ELEMENTO RECORDABLE
ELEMENTO RECORDABLE ARRASTRA LA COSA COMO PUEDE
RED
LA COSA COMO SE RECUERDA


Cada vez que se extrae el recuerdo, debido a lo caprichoso del engarce original, el resultado de lo evocado cambia, por lo tanto cada recuerdo es una versión casual, nueva de la cosa evocada. Es posible que una de las formas que surjan sea exactamente igual a la cosa original, pero como no hay en el ser evocante un registro exacto de la cosa, esa posibilidad es una más de las tantas configuraciones que puede asumir el recuerdo, y por tanto, tan válida o inválida en relación a la cosa como cualquiera de las otras configuraciones que el recuerdo adquiera.
Finalmente, recordar es mentirse sin culpa, podría decirse.


Debería agradecer a Sarah Sara Hagale, Shagey

¿Debret? ¿Su forma de dibujo? ¿Los indios, el coatí, los árboles, las vacas del fondo que parecían casas, el guerrero de frente, los cactus caídos, el violín colgando con el arco cruzado, el símbolo quizás andino de la dudosa pechera del cacique, los cascos de los caballos, sus ojos desorbitados, los dos últimos de la fila con perrito y sombrero alto, las lanzas cruzadas para la composición, el caballo muerto, la litografía, la copia de la copia del cuento hablado en una tierra que usa


otro idioma y que describe usos y costumbres de gente que habla un tercer idioma?
¿Dónde queda todo eso? Atrás de un punto rojo que es la punta del hilo que seguro, siempre, va a venir engalletado.

Nota: ¿por qué se fijó así esa palabra para esa situación, la galleta como sinónimo de enredo de un hilo imposible –casi– de volver a ordenar?


8-9-2020
en estos inmensos despoblados,
viviendo a lo apostol entre bandidos, facinerosas fieras e indios bravos


Habida cuenta de que agótase el tiempo y los materiales, huelga tomar definiciones de cierre, en las que quede de manifiesto la intención de la tarea finalmente asumida, la forma que me ha sido posible darle a la comisión aceptada.

Tres postales de cierre (o apertura: se verá), una por cada color de los que arman toda la posible trama, todas las tramas.

Setiembre, 14, 2020
Anoche, luego del comienzo del insomnio, después de la pastilla y en el momento de ordenar todo, apareció una forma de ordenar este asunto en una forma que fuera propia, pero el sueño sobrevino, y antes la pereza de levantarse, vestirse y tomar notas para una exposición.

Tratemos de reconstruir:
Una liberta comprada, un marcador y un lápiz mecánico encontrados en la calle, todo en París, ciudad de nacimiento de Debret, que ahora me entero nació un 18 de abril, es decir que casi cumplimos el mismo día, dato que no dice nada pero que pinta decorativamente con cierta 


gracia este asunto.

Una libreta, dos juegos de postales, un lápiz y un marcador. Y luego otros materiales.

Había algo sobre una escalera, sobre estar corrido de sitio, sobre el cagatintas con ínfulas de explorador, sobre un tipo detenido que transforma en ornamento la miseria ajena, sobre el pintoresquismo, sobre la afectación del dibujo, sobre la mentira de seducir al visitante con imágenes pueriles, pero falta el hilo que hilvane todo eso. Un intento técnico, algo sobre el bicho en el lomo del caballo, sobre el capricho de entenderlo como una forma que fuera significativa, propia, algo así.


Y el cuento de la memoria, su reconstrucción, del fragmento mínimo, de todo eso que se lo haga cada quien, quien sea que visite esto. Si hay una obra sobre Debret acá es este diario y quizás una o dos de las postales, es esta serie de intentos interrumpidos devenibles, quizás, en relato sobre esta comisión tan simpática como ajena, en la dificultad del tiempo, en lo que viene siendo el 2020, en poder hacer, efectivamente, una obra personal a través de un estímulo ajeno, externo. En suma, la dificultad de hacer un discurso de verdad propio en estas circunstancias es lo más hondo que puede obtenerse.

- ES SOBRE EL RECUERDO
- NO ES SOBRE EL DIBUJO
- ES CONFESIONAL
- QUE OTRO DOCUMENTE, JUSTIFIQUE, ORDENE, ARME.. YO LLEGO HASTA ACÁ.

- AISLAR A UNO MANTENER EL PERRO
- USAR LOS REVERSOS
- NO COMPRAR NADA
- TERMINAR.

Visto desde esta perspectiva, poca cosa.


¿final?

Difícil. Debo, aún, terminar los reversos de las postales iniciales, decidir la suerte de los nuevos soportes ad hoc (pero de postales francesas, también) y, en última instancia, encontrar un orden, una forma, un relato, si es que tal cosa es posible.

Por lo pronto, lo único seguro es que este cuaderno se terminó el 22 de setiembre de 2020, en horas de la mañana.