El poder judicial es una de las grandes vergüenzas de Uruguay. Ya nos estamos habituando al traslado compulsivo sin explicaciones (o con pobres e insostenibles argumentos) de jueces, fiscales y demás funcionarios que intentan hacer valer la poca justicia posible en los casos de delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.

Colgar un par de dibujos no cambiará nada, pero es una forma de decir algo, de buscar una reflexión propia o ajena, de decir que esto es un asco, una vergüenza, y que seguiremos exigiendo justicia. Ni venganza, ni revancha, ni ojo por diente ni nada de eso. Solo la supuestamente imparcial y universal justicia que a todos los ciudadanos nos corresponde. Pero parece que no, que en Uuruguay no.

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